Mirta Couto Colangelo


"LA POESÎA

requiere una larga iniciación
como cualquier deporte,
pero hay en la verdadera poesía un perfume, un acento,
un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir.

Y ojalá os sirva para nutrir ese grano de locura que todos llevamos dentro, que muchos matan
para colocarse el odioso monóculo de la pedantería libresca
y
sin el cual
es imprudente vivir."

Federico Garcia Lorca,

6 de Diciembre de 1934, Madrid.-

hoy hace dos semanas


La primavera de hoy me atravesó con su filo cuando nunca me lo había mostrado.
Me congeló la risa y hasta el olor de las fresias, me ordenó bajar persianas, me estrelló el buen humor de colegiala, que en algún recodo, aún, portaba.

Nada fue lo mismo después de la noticia: La muerte de la Maga.
Busqué entre mis estúpidas listas de películas, una comedia.
Encontré a Hero, o Héroe, de Stephen Frears. Una comedia. Los Medios y el ser famoso. Hacerse pasar por otro, tomar sus actos. Ser quien el mundo aplaude sin haber hecho la proeza.

La Maga me enseñó a ser íntima. Nada de neones ni seguidores. Sólo poesía de la buena, de boca a oído, de a dos, para que nadie escuche, para que todo quede ahí, en esa comunión de dos almas. No importa que los laureles se los lleven otros. La vida es larga. Plena de susurros al oído. Gente buena que en un taxi se confiesa. Te canta su vida, comparte miserias. Sin heroísmos. Sin plantones ni marquesinas. Sin nombres pomposos.

Hoy, cuando en esta primavera latina, todos quieren que les saquen brillo como a los héroes "apoliyados", hoy cuando el que antes fue uno hoy se vuelve otro, cuando el que no tenía un zapato, ahora tiene pares, se olvida del dolor, del cayo, del sabañón o del frío, hoy la Maga me calma desde el oxígeno de sus cartas, entra en la brisa por la ventana, está su pelo en mis ojos rojos, y escucho su voz diciendo, "mi entrañable Diana, han cambiado los tiempos".

Ya vuelan los pájaros y el el cielo se vuelve violeta mientras recuerdo su enojo con los brutos de corazón y su dejar pasar a los ávidos de fama.

Hoy mi dolor es mío y de sus hijos, de sus huérfanos y de los pibes, sólo el abrazo de los amigos sinceros sirve, sólo esas palabras que uno a uno fueron escribiendo para todos los que nos enteramos juntos con el mail de Ana.
Después se fueron repitiendo como un eco, o susurros nomás, los ayes de todos los que alguna vez la vivieron. Porque nadie que haya estado cerca suyo puede decir que la conoció. A la Maga se la vivía. Se la escuchaba queda, mansamente, porque su voz se imponía desde la profundidad del silencio, de la copla, del verso, hasta que te llenaba el alma y el vientre de tanta alegría.

Dustin Hoffman me ayudó junto a Stephen Frears a soportar la idea. Mirta no escribirá más palomares. Mirta dejó su susurrador y su abrazo en Bahía.

Ya sé que la vida sigue, como siguió después de Marcos Curi y después de Mikel Laboa. Tres almas grandes, grandes e imperiosas de llorarlas, como si a fuerza de lágrimas se agrandara el río para llevárselas lejos, del otro lado del mundo, donde nos encontraremos todos algún día a susurrar poesía, porque como decía la Maga: en el cielo te la enseñan; en el infierno, te la explican.

( Vaya como homenaje a quince días de su partida)

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